Ganadores Microrrelatos 2016

Seleccionar los mejores ha sido muy difícil porque todos son increíbles, por ello os pedimos disculpas por la demora al publicar los resultados.

Microrrelatos construidos, con magníficos y sugerentes finales, escritos con maestría, gran estilo y ¡tan creativos!!

Felicidades también al equipo de publicación y al jurado, formado por tan grandes profesionales y amigas.

Muchas gracias por haber tenido la generosidad de compartir vuestro magníficos trabajos

Ganadores por decisión del Jurado:

Categoría Infantil: Celia y la ballena de Josep Joan Santacreu (Alicante)
Categoría Juvenil: Sal a la orilla de Inés Rodríguez (Toledo)
Categoría +18: Adultez de Antonio Simón (San Fernando)
Categoría +65: El deseo de José Luis Martínez (Pamplona)

Mención especial del jurado: 

La Mosca de Marina Moratilla, por su original temática
Dicen, por su plot final

Ganadores por votación en internet:

Categoría Infantil: Soy un león de Teo Alonso (Vigo)
Categoría Juvenil: Lux et veritas de Cristina Lomelino (Sevilla)
Categoría +18: Muros para ser libre de Carmen Morillo ( )

¡Disculpadnos!

Lamentamos el retraso.

Con los microrrelatos tan buenos que nos estáis mandando, nos está costando ponernos de acuerdo. Pero la espera se termina hoy.

Los resultados se publicarán esta misma tarde.

Disculpad las molestias.

La novia calva

Era el gran día, el de las tan esperadas nupcias .Él, distinguido en su esmoquin, la perilla y la alopecia terapéutica le infundían cierto aire solemne. La ilusión del enlace borraba el malestar y la debilidad de cualquier enfermedad maligna. 
“Sí, quiero”, contestó ella con cómplice y radiante sonrisa. Bella en su albo atuendo, con azabache y frondoso cabello enmarcándole el rostro. Se besaron. 

Tenía un regalo para él, tras la ceremonia. Le había insistido en que no interrumpiese y únicamente mirara; él había accedido- sin saber, ni siquiera sospechar, qué le tenía reservado. Sentóse la novia en el jardín, frente a la expectante multitud. Alguien surgió de entre los invitados- portaba algo bajo el brazo, semejaba un dispositivo; se aproximó y, según lo pactado, comenzó a rasurar la hermosa cabellera de la mujer, que caía en jirones sobre el césped. Ella, con espalda y cuello dignamente erguidos, mostraba complaciente y segura sonrisa. Los presentes observaban en atónito silencio, como desbordados por los acontecimientos. 

Finalizado el rasurado, el novio se acercó a ella, que lo aguardaba con expresión mitad traviesa, mitad bondadosa. Hubiera querido reprocharle, pero esa mirada lo desarmó. Se limitó a contemplarla en tan insólita hermosura, de apariencia vulnerable aunque ineludible pureza. Menos tangible que antes, quizá, pero- de alguna manera- mucho más profunda. Tras tomarla de las manos, la besó de nuevo. Esta vez, en la calva cabeza.

El don

Miró su reloj. Importante: empezar a sonreír antes. Si no, se notaría que era forzado. Era lo que más le costaba. La gente venía y la cargaba con sus penas. Era difícil fingir que le importaba. Tintineó la campanilla y entró un hombre.
-¡Que alegría verte! -disimuló- Toda la mañana me han estado llegando mensajes para ti. Los ángeles te tienen mucho cariño.
-¡Lo necesito! Desde que mi mujer falleció...
-¡Escucha me bien! Nadie lo haría mejor que tú.
-Me quieren quitar a mis hijas.
-Ya lo sé. Su vecina, la abogada de los suegros de él, se lo había contado todo.
-Los ángeles me dicen, que no es por malicia.
Espera, que no les entiendo... Tus suegros quieren un acuerdo. ¡Llámales!
-Pero todo eso con abogados...
-No pienses más en ello. Créeme, los ángeles saben lo que dicen.
-No sé como darte las gracias -era la fase más difícil del negocio.
-Es un don que tengo que usar. Hay tanta gente... Espero tener tiempo para ayudar a todos. Tuve que dejar el trabajo y aún así...
-¡Tu eres como un ángel! -el truco parecía haber funcionado.
El corazón se le aceleró. Todavía no tenía nada en la mano. Pero el hombre ya rebuscaba en sus bolsillos y le dió todo lo que encontró. ¡Bingo!
-Ya sabes lo que pienso... -la voz se le paró de emoción.
-Gracias, muchísimas gracias. -el hombre huyo de la tienda.
-Tan bobo -pensó y esta vez sonrió de verdad estirando los billetes.

Magia (Categoría Juvenil)

Y desde hace tiempo me sigues encandilando con tus absurdos movimientos de varita, hechizos, pociones, encantamientos, brebajes y algún que otro polvo fantástico. 

Y aunque sigo creyendo en tu magia, sé que todo son trucos.

Rizos azabaches (Categoría Juvenil)

Correr junto al viento y el sonido del mar es liberador. Cosas como sentir una gota de sudor recorrer mi frente, que mi pulso se acelere y oír mi respiración entrecortada, hacen que solo piense que soy un pájaro que comienza su rumbo sin destino, pero que espera encontrarlo durante el viaje. 

Las palabras significan mucho más que las definiciones detrás de ellas en un diccionario. Alguien puede tener libertad cuando, por fin, haga lo que desee hacer sin que nadie le diga lo contrario, o puede ser que ese sentimiento surja sin más, aunque la definición de “libre” no se ajuste a la vida de esa persona. La palabra en sí parece sencilla, pero detrás de ella hay personas ansiando tener esa paz que te inunda cuando la consigues. En mi caso tengo suerte, puedo tenerla con tan solo esta hora corriendo por la noche, con mi cuerpo aquí y mi mente más allá. 

Corro más lento hasta que me paro y cierro los ojos. Tomo una profunda respiración oliendo ese aroma de agua salada, y después de estar centrada sólamente en el sonido de las olas, abro los ojos y doy media vuelta. Camino de nuevo a mi casa, a mi vida, a los problemas. Creo que se debe encontrar un momento en nuestros días, que nos hagan sentir libres, para ser capaces de afrontarlos. 

Quizá mañana…

Mayosi (Categoría Infantil)

¡Hola! Soy Canela del Olivo, y os voy a contar una leyenda del reino de Mayosi. ¿Conocéis el país de los dos Kilómetros?

Lo mas normal es que no.

Bueno, por eso voy a contárosla. Cuando el rey de Mayosi murió, ya no pudieron reemplazarlo. Así que, como nadie guiaba al gran reino de Mayosi, se fue haciendo cada vez más pequeño. Hasta que llego a ser de dos Kilómetros.

Y así fue pasando el tiempo hasta que, una niña muy alta, llegó al reino de Mayosi. Y se hizo reina. Así que, toda la gente que había desaparecido o sufrido algún daño, reinició su vida en el reino de Mayosi.

Y continuaron sus vidas infinitas como si no hubiera pasado nada. Y así pasó el tiempo, demasiado rápido, para ser verdad, y todos estuvieron felices hasta siempre.

Pero...

Eso de para siempre no estaba muy claro...

Porque, si el rey también despertara y viniera a la tierra de Mayosi, al ver a la pequeña, cogería toda su ira y destruiría todo Mayosi.

-Eso no va a pasar- le repetía a la niña.-El rey no vendrá nunca jamás-eso espero.

A la mañana siguiente, la niña, salió al balcón a contemplar su reino, y, al ver las olas del mar, suspiró. La brisa, fresca, le recogía el pelo a la niña, y cuando se agachó para sentarse en el suelo, vio una sombra detrás de ella...

Estaba a punto de gritar, cuando se dio cuenta que sólo era yo...