Genial, aquello era simplemente genial ¿Cómo había acabado atrapada con un
vampiro, un demonio y el sol a punto de salir? Me llamo Genevieve Delacroix, una
bruja novata, sí, hago magia a través de amuletos, hiervas y pociones, no os emocionéis,
que tampoco es la gran cosa. Ahora tenía dos preocupaciones, salir de aquel agujero
encantado y que el vampiro no me comiera, lo cual iba a ser difícil porque no debajo de
mirarme. Alzo la mano y murmuro unas cuantas palabras, pero no surten efecto, el
escudo que tapaba el agujero era magia avanzada y seguramente negra.
- Así no lo romperás brujita, está fuera de tu alcance - aquello me hizo fruncir el
cejo, el demonio no había hablado el rato
- ¿Qué propone señor del infierno? - dije con sarcasmo, bien sabía que no era el
señor del infierno, pero aquella situación era estresante. De un parpadeo a otro sentí un
dolor agudo debajo de mi cuello, el demonio me había clavado las garras y después me
lanzó contra el escudo, tosí sangre por el impacto y el contacto con la magia provocó
que me electrocutara, el escudo se rompió con un espejo y yo caí.
- Ah - se escuchó un suspiro - que brusco, y yo que quería tomar un tentempié -
el cuerpo de la mujer se elevó y uno dientes fueron clavados en su cuello, absorbiendo
su fuerza vital. El destino era muy irónico.