Ganadores Microrrelatos 2016

Seleccionar los mejores ha sido muy difícil porque todos son increíbles, por ello os pedimos disculpas por la demora al publicar los resultados.

Microrrelatos construidos, con magníficos y sugerentes finales, escritos con maestría, gran estilo y ¡tan creativos!!

Felicidades también al equipo de publicación y al jurado, formado por tan grandes profesionales y amigas.

Muchas gracias por haber tenido la generosidad de compartir vuestro magníficos trabajos

Ganadores por decisión del Jurado:

Categoría Infantil: Celia y la ballena de Josep Joan Santacreu (Alicante)
Categoría Juvenil: Sal a la orilla de Inés Rodríguez (Toledo)
Categoría +18: Adultez de Antonio Simón (San Fernando)
Categoría +65: El deseo de José Luis Martínez (Pamplona)

Mención especial del jurado: 

La Mosca de Marina Moratilla, por su original temática
Dicen, por su plot final

Ganadores por votación en internet:

Categoría Infantil: Soy un león de Teo Alonso (Vigo)
Categoría Juvenil: Lux et veritas de Cristina Lomelino (Sevilla)
Categoría +18: Muros para ser libre de Carmen Morillo ( )

¡Disculpadnos!

Lamentamos el retraso.

Con los microrrelatos tan buenos que nos estáis mandando, nos está costando ponernos de acuerdo. Pero la espera se termina hoy.

Los resultados se publicarán esta misma tarde.

Disculpad las molestias.

La novia calva

Era el gran día, el de las tan esperadas nupcias .Él, distinguido en su esmoquin, la perilla y la alopecia terapéutica le infundían cierto aire solemne. La ilusión del enlace borraba el malestar y la debilidad de cualquier enfermedad maligna. 
“Sí, quiero”, contestó ella con cómplice y radiante sonrisa. Bella en su albo atuendo, con azabache y frondoso cabello enmarcándole el rostro. Se besaron. 

Tenía un regalo para él, tras la ceremonia. Le había insistido en que no interrumpiese y únicamente mirara; él había accedido- sin saber, ni siquiera sospechar, qué le tenía reservado. Sentóse la novia en el jardín, frente a la expectante multitud. Alguien surgió de entre los invitados- portaba algo bajo el brazo, semejaba un dispositivo; se aproximó y, según lo pactado, comenzó a rasurar la hermosa cabellera de la mujer, que caía en jirones sobre el césped. Ella, con espalda y cuello dignamente erguidos, mostraba complaciente y segura sonrisa. Los presentes observaban en atónito silencio, como desbordados por los acontecimientos. 

Finalizado el rasurado, el novio se acercó a ella, que lo aguardaba con expresión mitad traviesa, mitad bondadosa. Hubiera querido reprocharle, pero esa mirada lo desarmó. Se limitó a contemplarla en tan insólita hermosura, de apariencia vulnerable aunque ineludible pureza. Menos tangible que antes, quizá, pero- de alguna manera- mucho más profunda. Tras tomarla de las manos, la besó de nuevo. Esta vez, en la calva cabeza.

El don

Miró su reloj. Importante: empezar a sonreír antes. Si no, se notaría que era forzado. Era lo que más le costaba. La gente venía y la cargaba con sus penas. Era difícil fingir que le importaba. Tintineó la campanilla y entró un hombre.
-¡Que alegría verte! -disimuló- Toda la mañana me han estado llegando mensajes para ti. Los ángeles te tienen mucho cariño.
-¡Lo necesito! Desde que mi mujer falleció...
-¡Escucha me bien! Nadie lo haría mejor que tú.
-Me quieren quitar a mis hijas.
-Ya lo sé. Su vecina, la abogada de los suegros de él, se lo había contado todo.
-Los ángeles me dicen, que no es por malicia.
Espera, que no les entiendo... Tus suegros quieren un acuerdo. ¡Llámales!
-Pero todo eso con abogados...
-No pienses más en ello. Créeme, los ángeles saben lo que dicen.
-No sé como darte las gracias -era la fase más difícil del negocio.
-Es un don que tengo que usar. Hay tanta gente... Espero tener tiempo para ayudar a todos. Tuve que dejar el trabajo y aún así...
-¡Tu eres como un ángel! -el truco parecía haber funcionado.
El corazón se le aceleró. Todavía no tenía nada en la mano. Pero el hombre ya rebuscaba en sus bolsillos y le dió todo lo que encontró. ¡Bingo!
-Ya sabes lo que pienso... -la voz se le paró de emoción.
-Gracias, muchísimas gracias. -el hombre huyo de la tienda.
-Tan bobo -pensó y esta vez sonrió de verdad estirando los billetes.

Magia (Categoría Juvenil)

Y desde hace tiempo me sigues encandilando con tus absurdos movimientos de varita, hechizos, pociones, encantamientos, brebajes y algún que otro polvo fantástico. 

Y aunque sigo creyendo en tu magia, sé que todo son trucos.

Rizos azabaches (Categoría Juvenil)

Correr junto al viento y el sonido del mar es liberador. Cosas como sentir una gota de sudor recorrer mi frente, que mi pulso se acelere y oír mi respiración entrecortada, hacen que solo piense que soy un pájaro que comienza su rumbo sin destino, pero que espera encontrarlo durante el viaje. 

Las palabras significan mucho más que las definiciones detrás de ellas en un diccionario. Alguien puede tener libertad cuando, por fin, haga lo que desee hacer sin que nadie le diga lo contrario, o puede ser que ese sentimiento surja sin más, aunque la definición de “libre” no se ajuste a la vida de esa persona. La palabra en sí parece sencilla, pero detrás de ella hay personas ansiando tener esa paz que te inunda cuando la consigues. En mi caso tengo suerte, puedo tenerla con tan solo esta hora corriendo por la noche, con mi cuerpo aquí y mi mente más allá. 

Corro más lento hasta que me paro y cierro los ojos. Tomo una profunda respiración oliendo ese aroma de agua salada, y después de estar centrada sólamente en el sonido de las olas, abro los ojos y doy media vuelta. Camino de nuevo a mi casa, a mi vida, a los problemas. Creo que se debe encontrar un momento en nuestros días, que nos hagan sentir libres, para ser capaces de afrontarlos. 

Quizá mañana…

Mayosi (Categoría Infantil)

¡Hola! Soy Canela del Olivo, y os voy a contar una leyenda del reino de Mayosi. ¿Conocéis el país de los dos Kilómetros?

Lo mas normal es que no.

Bueno, por eso voy a contárosla. Cuando el rey de Mayosi murió, ya no pudieron reemplazarlo. Así que, como nadie guiaba al gran reino de Mayosi, se fue haciendo cada vez más pequeño. Hasta que llego a ser de dos Kilómetros.

Y así fue pasando el tiempo hasta que, una niña muy alta, llegó al reino de Mayosi. Y se hizo reina. Así que, toda la gente que había desaparecido o sufrido algún daño, reinició su vida en el reino de Mayosi.

Y continuaron sus vidas infinitas como si no hubiera pasado nada. Y así pasó el tiempo, demasiado rápido, para ser verdad, y todos estuvieron felices hasta siempre.

Pero...

Eso de para siempre no estaba muy claro...

Porque, si el rey también despertara y viniera a la tierra de Mayosi, al ver a la pequeña, cogería toda su ira y destruiría todo Mayosi.

-Eso no va a pasar- le repetía a la niña.-El rey no vendrá nunca jamás-eso espero.

A la mañana siguiente, la niña, salió al balcón a contemplar su reino, y, al ver las olas del mar, suspiró. La brisa, fresca, le recogía el pelo a la niña, y cuando se agachó para sentarse en el suelo, vio una sombra detrás de ella...

Estaba a punto de gritar, cuando se dio cuenta que sólo era yo...

Aquel maravilloso encuentro

Se despertó algo alarmado, pero no tardó en dibujarse en su cara una sonrisa tan amplia que habría servido para iluminar el corazón de cualquier ser humano capaz de contemplarla. Siempre le habían dicho que su sonrisa era bonita, pero no tenía ni idea de hasta qué punto, y lo era aún más en aquellos momentos, como era el caso, en que era sincera y espontánea. Y es que a su lado estaba la persona con la que tanto tiempo había estado soñando: Marta, con un pelo tan negro como la más oscura de las noches y unos ojos tan profundos como el más abrupto de los océanos.
Pedro jamás había imaginado cuán bello podría llegar a ser abandonar tus sueños y encontrarse con la persona con la que deseaba compartirlos. Se limitó a observarla durante un largo tiempo, pensando que no existía hombre más afortunado que él. Prácticamente inmóvil, el dorso de Marta ascendía y descendía lenta y delicadamente, mientras su cara esbozaba una imperceptible mueca. Este empezó a acariciarla suavemente, primero la espalda y luego el pelo, entrelazando sus dedos con los sedosos cabellos de la joven, que dejó escapar, entretanto, algún que otro murmullo de satisfacción.

Así, sintiéndose plenamente realizado, se mantuvo durante algunos instantes que parecieron una eternidad, hasta que Marta abrió los ojos y ambos sostuvieron una larga y sosegada mirada que transmitía una increíble confianza y con la que ambos parecían reconocer el ansia con que habían esperado aquel maravilloso encuentro.

La despedida

La miró fijamente a los ojos con la certeza de que esa sería su última posibilidad de perderse en aquellas pupilas negras que tantos sentimientos escondían. Un escalofrío recorrió su cuerpo mientras su alma se desgarraba en los miles de momentos compartidos con quien había sido, sin duda, la persona más importante de su vida.
Y allí estaba ella, a pocos centímetros, también plenamente consciente de que no habría otra ocasión de respirar el aire que se encontraba entre ellos. Su faz dejaba entrever toda la tristeza que la abrumaba en aquel instante, y las lágrimas que se deslizaban por su mejilla no hacían sino corroborar la dura realidad de la que formaban parte.

Juntos, como el primer día, uno frente al otro; sin hablar, pero diciéndoselo todo. Pues una mirada puede transmitir tanto como un millar de palabras si te la dedica la persona adecuada. Y ambos la tenían justamente enfrente.
Así, el silencio lo invadió absolutamente todo, de tal manera que parecía no haber nada más en el universo, hasta el momento en que este desapareció por culpa de esas palabras que tantas veces habían surcado sus mentes pero que, desgraciadamente, tan pocas veces habían sido capaces de confesar el uno al otro.
Y allí mismo, en el mundo que solo ellos dos compartían, se escucharon al unísono: “te quiero”. 

La decisión (Categoría Juvenil)

Ángel salía de su casa, había quedado con sus amigos en una plaza, después se irían a casa de uno de ellos a jugar videojuegos. En su camino, encontraron un gato negro, era muy pequeño y parecía tan vulnerable… Ángel quería acoger al pequeño gatito y llevárselo para que tuviera oportunidad de tener una familia que le quisiera. Se lo pensó durante un tiempo y cuando estaba dispuesto a agacharse para recogerlo, un comentario le detuvo.
- Jajaja, mirad esa bola de pelo - se rió uno de ellos, los demás le siguieron junto a una ola de comentarios ofensivos. Ángel no sabía que hacer, estaba en plena lucha con su conciencia y sus amigos. Finalmente, Ángel cometió un error que recordará toda su vida. Dejó al gatito allí y se alejó con sus amigos. Todos pasaron una tarde fantástica entre risas y videojuegos; definitivamente uno de los mejores días que habían pasado juntos. Todos se despidieron y fueron a sus casas, a Ángel le acompañaron tres de sus amigos, los tres más crueles ya que su reacción al verlo fue horrible.
- Mirad, la bola de pelo ha sido atropellada - dijo uno, los otros dos se rieron pero Ángel no. Rompió a llorar mirando el cuerpo del gatito… Si Ángel no hubiera seguido las modas, si no se hubiera dejado llevar por lo que decían los demás, esto no habría acabado así. ¿Se hubieran reído de Ángel por qué son muy crueles? Sí… Pero habría conseguido salvar una vida. 

El apagón

Un relámpago rasgó en dos el cielo acompañado por el estruendo de un trueno que hizo temblar la noche y provocar un apagón en la casa. La familia, sentada ante el televisor, no ocultó un gesto de contrariedad por la imposibilidad de seguir conociendo más detalles sobre la vida íntima de la famosilla de turno. La madre mandó al padre que a su vez envió al hijo mayor que delegó en su hermano pequeño para que fuera en busca de algo con lo que iluminar la estancia. El benjamín, con la luz de una vela hallada en un cajón, reparó en un objeto de la estantería que le llamó poderosamente la atención. Lo tomó en sus manos y tras observarlo con detenimiento, decidió llevarlo al sofá familiar. Allí, acurrucados en torno a la lectura de aquel libro olvidado, fueron deshojando las horas sin percatarse de que la tormenta ya había cesado y la electricidad había vuelto a la vivienda.

Letras mágicas

Era mayor cuando empecé a leer, tendría ocho o nueve años. Fui haciéndolo sola, con marcas comerciales que conocía. Pronto descubrí que la “c” con la “o” era “co”, como “coca-cola” o “Colgate”. Sólo fui unos meses a la escuela, tenía que trabajar con mis padres en el campo para poder comer. Leer era lo de menos en un país donde la mayoría de la población estaba hambrienta.

 A los doce años, empecé a trabajar en casa de “Los señoritos García”. Era una familia conocida en el pueblo, y tenían hijos de mi edad. Yo les limpiaba la casa, planchaba e iba por mandados. Todo por unas cuantas gordas. Sin embargo, Ana, la hija menor de los García, estaba empezando a leer y su institutriz lo hacía de forma muy amena. Disimuladamente, oía cómo había que leer, uniendo letras para pronunciar sílabas, las sílabas formaban palabras, las palabras oraciones y las oraciones textos. ¡Era algo mágico! En un pequeño papel te podían contar miles de historias: cuentos, adivinanzas, cartas de amor o incluso informarte de muertes en la guerra.

Un día, Ana me dijo que me sentara con ella a dar clase, y así lo hice, entusiasmada por aprender. Fue algo complicado, y la pequeña de sólo cinco años me sacaba varias lecciones de ventajas, pero aprendí a leer. Desde entonces no he parado, es una capacidad del ser humano que nos transporta a otros mundos, a otras vidas.

 La lectura es algo mágico que todos debemos disfrutar.

La mosca

Había una mosca en el avión. Ni ella misma hubiera imaginado nunca que algún día podría llegar a volar tan alto con sus diminutas alas. 
Un ser tan insignificante por encima de las nubes; ríanse los gorriones, las palomas y los loros. 
Pero, ¿acaso era consciente de la altura en la que orbitaba? ¿o tan solo pensaba que se desplazaba por una nave la cual perfectamente podría estar a ras de suelo? 

El lector se preguntará qué hubiera sido de la mosca si se hubiera enterado de dónde y a qué altura estaba, pero, querido lector, mejor que le agradezcamos juntos al relativismo, pues de cuántos disgustos nos habrá salvado.

Zape y yo (Categoría Infantil)

Acabadas las clases, me fui a ver al amigo de mi padre, que estaba en un restaurante. Le pedí un trozo de pizza para cenar y me fui a mi casa. Por la noche, mientras dormía, Zape, mi perro, se metió debajo de mi cama. 

Al día siguiente, fui a coger mis zapatillas de debajo de la cama, y, naturalmente, me encontré a Zape. 

-¡Oye! ¿Quién te ha dejado entrar Zape? 

Y, llevándolo fuera, me encontré por el patio a Nick, que me saludo: 

-¿Qué haces aquí, Zape? 

Le sonrió y se fue. Nick es un chico de diecinueve años, muy simpático, que siempre va andando por ahí solo. 

Cuando saqué a Zape fuera, empezó a ladrar: 

-Deja al pobre gato, Zape-le dije, mientras que le ponía el plato de comida. 

Me puse ropa limpia y salí fuera a dar un paseo con Laura, mi vecina. Cuando volvimos, ya era hora de comer. 

Llegó la tarde, y fuimos a la playa. Luego, nos tomamos un helado, y volvimos a casa. Cuando se hicieron las nueve y media, vi una peli, y, luego, me fui a la cama. Se oían los ladridos de Zape. Abrí la ventana y le grité: -¡Zape! 

Al oír su nombre, Zape se calló y se tumbó en el suelo. 

No ladró más en toda la noche. 

 A la mañana siguiente, no sabía dónde estaba. Lo único que me quedaba era investigar. Anduve un poco y me encontré en la puerta de mi casa...

Ésta es mi vida (Categoría Juvenil)

Oigo mi despertador sonar con un ruido inaguantable. Justo en este momento, va a llegar mi trance complicado. Abro los ojos lentamente y alcanzo el interruptor para ver esta insoportable luz que me está dejando ofuscado. Intento salir de la cama teniendo en cuenta que no debo de pisar con el pie izquierdo antes del derecho. Sabiendo que he realizado bien el acto, me dirijo hacia el baño. Me miro al espejo, y me observo durante un tiempo hasta encontrarme en un momento de autorreflexión. Es mi oportunidad de darme fuerzas para afrontar este día, porque hoy, lo voy a disfrutar y voy a dar lo mejor de mí. Nadie me va a tirar o humillar pese a que lo intenten. Hoy es mi día, y siento lástima por aquel canalla que lo desperdicie conmigo. Mantengo la cabeza de forma erguida y sonrío. Antes de realizar mi rutina matutina, pongo el despertador para que mañana a la misma hora que hoy, pueda afrontarlo. 

Así es, ésta es mi vida, y así será. De esta forma, no voy a dejarme caer fácilmente.

La desaparición (Categoría Infantil)

Eran las cuatro de la madrugada del miércoles 8 de junio. Unos sonidos provocaron que me despertara. Eran muy extraños. Me levanté y fui al cuarto de baño para echarme agua en la cara. Estaba bastante nervioso. Los sonidos se volvían a escuchar. Venían del salón. Asustado, fui para ver de qué se trataba y me asomé. Miré para todos lados. Observé que el perro se encontraba junto a la jaula de mi coneja. La jaula estaba abierta y un charco de sangre manchaba la alfombra. Me dirigí hacia el perro con enfado pero, antes de que pudiera acercarme, escuché de nuevo aquellos escalofriantes ruidos. Me di la vuelta lentamente para regresar. Me encontraba frente al pasillo. Estaba oscuro. Los sonidos me guiaban a la sala de estar. Allí no hubo nada que llamara mi atención. 

Aunque no encontré nada ya no podía dormir. Finalmente, me dirigí a mi habitación cuando, sin esperarlo, me di un traspié que provocó que cayera rodando por las escaleras. Terminé en el sótano. Me levanté como pude y, al mirar al suelo, vi otro charco de sangre. Este llegaba al final de aquel frío lugar. Todo estaba en silencio ya. Siguiendo aquel rastro, me aproximé al fondo y me topé frente a una puerta. La abrí. Al entrar miré al suelo y pude comprobar con asombro que seis nuevos individuos ocupaban mi casa. Eran seis gazapos preciosos que había parido mi coneja. 

Lo que los labios callan (Categoría Juvenil)

Sus miradas se cruzaron, y no hizo falta decir nada, puesto que toda palabra dicha con los labios sería ridiculizada por la sinceridad de su rostro y todo habría quedado en un recuerdo.

El hombre llamado "Sociedad" (Categoría Juvenil)

No sé si fue temor, orgullo, necesidad, o simplemente un error... He ido condicionando mi vida, mis acciones, mis emociones, y a mi misma por ti.

Mentí, y escapé de aquella cárcel aparentemente inofensiva, solo por volver a verte tantas veces cuanto permitiera nuestra tan extraña relación, aún incomprensible para mi. Es curiosa la forma en la que dejamos de ser el sujeto de nuestra vida, para convertirnos en el objeto de alguien...

Intenté ignorar que solo te importaba la apariencia, porque en el fondo nunca quise perderte.

Ahora te puedes deshacer de mi recuerdo, de lo que te hice sentir, puedes deshacerte de mi, y olvidarme, puedes simplemente hacerme desaparecer, como si nunca hubiéramos existido.

Así es como tú lo solucionas todo, olvidando y evitando el compromiso con aquello que esté aún más lejos de la tan codiciada perfección.

La sociedad te ha hecho, ha creado a su propio monstruo, sin dejarte ser quien eras has acabado con una falsa personalidad y un comportamiento y pensamiento que realmente no es el tuyo. Te han hecho a su medida, eres uno más de tantos otros.

Espero que algún día leas esto y te plantees de una vez por todas quien eres y quien quieres ser, porque ahora mismo eres todo ignorancia, aunque es comprensible, al no ser tu quien actúa directamente

Una mala noticia

Un grito se ahogó y se fundió en un llanto, un débil sonido como el susurro del viento en una tarde de verano. Sutil fue su sollozo, mientras su mandíbula reprimiendo el pesar se encontraba rígida, inmóvil, estática. Petrificada ante el dolor de una mala noticia, palideció su rostro mas no se produjo ni una sola lagrima de melancolía. 

El aguante era en vano, pues pronto su cuerpo cedió. Se desplomó cual tabique de arena arrasado por las olas del mar. Enmudeció el silencio al escuchar su agónico lamento y entonces resbalaron lágrimas de las que brotó el dolor. 

Frío, silencioso y cruel, como el felino que aguarda la muerte de su presa mientras sostiene en sus fauces la yugular. La envolvió en sombras, una atronadora tormenta de la que no podía escapar. La noche se hizo día y el día volvió a ser noche, pero ella continuaba sumergida en un mar de escasas luces. 

Ni el hambre, ni el frío, ni el cansancio consiguieron desviar su pensamiento. Sus pestañas entumecidas permanecieron abiertas durante horas y sus retinas solo consiguieron probar el sabor de la humedad cuando una lágrima rebosaba por las cuencas. La penumbra en sus ojos era intensa; olvidó quién era, qué hacía, qué era vivir. Olvidó y en sombría soledad quedó acurrucada largo tiempo, un letargo copioso digno de las flores en invierno. 

Lenta pero continua consumió la pena su alma, igual que una pitón, igual que la muerte agitando paciente la guadaña.

Rayos UVA cistercienses

Parece fuera de tiempo, dedicar el periodo veraniego para irse uno cada mañana a tomar sesiones de rayos UVA. Y quien piense eso, seguramente estará acertando.
El caso es que uno, rarito por naturaleza, este verano ha decidido broncear su zona del cuello a tono con lo que tantos albañiles lucen, por voluntad propia o impropia, el resto del año. Y en esas estamos.
A simple vista pudiera parecer un capricho de niño, perdón, maduro pijo; pero la verdad es que obedece a una terapia que, sí o sí, necesito.
¿Por qué del chascarrillo, entonces? Quizás por quitar hierro al asunto; quizás como autodefensa, quizás para... reírme un poco sólo de esta cuita y pensar que siempre puede haber algo peor...
Treinta sesiones que, sin duda, servirán para colorear decentemente una zona veraniega por antonomasia; aunque este año, no se verán acompañadas por un yodo magnífico e insustituible que aporta mi mar Cantábrico...una pena.

Y, a todo esto, con un estupendo "bujero" que me permite seguir respirando; por lo que estoy, prácticamente todo el tiempo, cual cisterciense trapense con voto de silencio... es decir, de ejercicios espirituales...que ¡mira! no hay mal que por bien no venga...

Decepción

Decepción. Puede ser alguien, algo, un momento, un acto, una idea. Puede ser repentino, o duradero; puede golpearte sin previo aviso, arrebatándote toda ilusión por vana y efímera que pareciese, o puede gestarse ante tus ojos e ir arrastrando pedacitos de ti, engulléndolos a medida que crece. Las decepciones llegan, pero no vienen y se van. En ocasiones, lo hacen para quedarse. Se sientan a tu lado y te miran con expresión iracunda, ojos viles, esa cara que dice "¿ves? Te lo dije". Se te arrima y te da codazos, altanera, desafiante. Y tú no haces nada. Decepción te hace pequeño, así que juntas las palmas de tus manos y las miras, mientras tu cabeza se afana en buscar justificaciones tardías, posibles razones, o ese argumento que atenúe la horrible sentencia que martillea en tu mente: "¿ves? Te lo dije". 

"Es que no me lo esperaba", nos empeñamos en apostillar, a modo de defensa, cuando llega Decepción. Parece que aterrizamos en este mundo no esperando nada, pero pronto conocemos a Felicidad, que nos colma, nos mima y nos malacostumbra; entonces lo esperamos todo por nada, y de algún Don Nadie. Y es en ese momento cuando Lamento se nos presenta. "No me lo esperaba". Pues bien, llegó. Porque todo llega. Y todo pasa. Decepción, cómo dueles.

Sal a la orilla (Categoría Juvenil)

Frío… ¿Por qué este martirio con frío sentimiento? Sé que advierto mis huesos porque todavía proporciono pensamientos. Por favor, para. Mis pulmones me piden calma. Cientos de gotas de agua resbalan sobre mi descarnado pómulo. Almas incansables, cuerpo deshecho y húmedo fuego. Cuerpos sin vida que han caído por culpa de un marinero. Marines llenos de espinas que llevan pegadas con tinta todos al cuerpo. Rotos amores que piden canciones de desangelo. Virgen María, ayuda a sucios de manantiales que tontos ofrecen pasión a puras maldades. Esconde tus ojos del cielo porque agua y rojeces salen ahora de ellos. 
Y péinate. ¡Grita! ¡Péinate! Y rompe ese lazo que une con un asesino tu pequeña manita. Que tú no mereces frío, dolor y esa muerte. Cuídate mucho que eres humana, eres preciosa y reinos te danzan. Llama y ahora sal del agua. Marineros cobardes que no se merecen las gotas de agua sobre tus mejillas. Aquellas que pesan ahora en el fondo del mar. Y que esta agua tóxica lo único que hará es abrir tus heridas. Más moratones no deben salir de tu pálida piel. Nada y sal a la orilla. Y huye de ese marinero que te ha anclado a su barco maldito.

Lifting (Categoría + 65)

La vieron descender por el sendero camino del pueblo con sus cuencas extraviadas y la calavera repleta de dudas. Pero, ¿qué le ocurría? 
Una vez más, ante la penumbra agónica de la habitación, tembló de asombro. 
¿Qué significaba aquel rostro sin surcos del desvivir diario, y con su dentadura perfecta, después de tantos años andados? 
Qué tiempos aquellos, recordó con nostalgia, moribundos como Dios manda, tan desposeídos en su último adiós. 
Las meigas encontraron su cadáver al pie de un castaño asustado. Junto a él, un pergamino tan macilento como ella con matasellos del otro mundo, relataba brevemente: 
“Vuelvo a morir, por miedo a esta raza incongruente”

El deseo (Categoría + 65)

Una copa de vino… por favor, alentó en la oreja de la enfermera que acarició levemente su barbilla. 
Jamás supo que su viejo reloj, agotado, se bloqueó a las doce del décimo día de marzo, pero él creyó ser un aviso del más allá advirtiendo el final de su tiempo. 
Apenas sintió el pinchazo, uno de tantos. 
El médico que certificó el fallecimiento anotó en el informe con su bolígrafo fucsia: “Faz en extremo alegre y lágrimas tintas”. 

En compañía, Valencia

Todo cuanto contemplo me recuerda que vivir es cuestión de conocer, lo mejor posible, aquello que te pertenece. Ya sea un edificio vacío. Ya sea un edificio repleto de gente dispuesta a sacarle el máximo rendimiento. Uno que acomode, debidamente, los motivos de por qué tanta verdad. De por qué tanto absolutismo absurdo. Se puede vivir en plena confianza de ser uno mismo simplemente observando la realidad exterior. Esa que explica el caos existente mediante el uso de la cercanía. La cercanía de las sombras de la calle o, la cercanía de las palabras del hombre. Aquel que practica el insano ejercicio de enturbiar el instante con estúpidas frases hechas. Algo erróneo cuando, el proyecto de futuro, es una acertada componenda de ciudades prefabricadas. Valencia, Barcelona, Londres o Roma, cualquiera sirve como ejemplo de ciudades hechas a sí mismas. Hechas con esmero, vivo reflejo de sus exquisitos habitantes. Esos que viven en un edificio vacío a la espera del auge de la mejor de las vidas. Las extrañas vidas de una ciudad como Madrid que suele soslayar el espíritu del que piensa de más. Del que juega con las cartas justas en los recreos del conocimiento. Esos que, inquebrantablemente, aparecen cada cambio de siglo para recordarnos que existen ciudades que son todo un reino de reajustes. Todo un reino de sabiduría adaptada a unos momentos colmados de alegría, paz y felicidad. Lo que es y siempre será, Valencia.

Secuencias de amor

Las guirnaldas de tus senos en mi boca. La flor de tu vientre en mi mano. No sé muy bien por qué pienso que, la verdadera realidad, es otra. Que el amor es un sueño esculpido hace mil años, cuando ni tan siquiera habíamos empezado a ejercitar la pasión ajena. Culpable de este deseo tan mordaz. Tan ecuánime que, cuando me tumbo sobre ti, siento que la necesidad ha conseguido hacer de la virtud un premio. Un premio tan valioso que nada puede ensuciarlo. Ni tan siquiera, los perversos pensamientos de una culpabilidad perdida en el tiempo. Etérea como el viento que sopla fuerte porque somos dos cuerpos a la deriva dentro de un placer absoluto. Tanto que, dejamos que nuestros sentimientos sean una caricia en cada mano. Un beso en cada frente amiga. La que dicta los motivos de un movimiento constante. Perenne como aquel árbol plantado en las postrimerías de un conocimiento mutuo. El que nos dio todo lo que ahora somos: amantes tridimensionales. Amantes de… espacios cortos. De esferas a punto de explosionar. 

Somos el calor del sudor. El candor del gozo. El sentir que nos dice que todavía podemos continuar. Que nada se acaba tan pronto. Ni tan siquiera, el dolor de un momento tan extraño. Tan alejado de nosotros que nos pertenece. 

Somos su réplica. 

Somos, sabiéndolo, su fuente de eterna juventud. Su contraluz de eterna jovialidad. 

Su fin. 

¿Buena o mala suerte?

Al salir del supermercado vi que tenía una rueda pinchada. Maldije mi suerte una y otra vez sin siquiera sospechar que el hombre del sombrero me miraba con una pequeña sonrisa. Habló despacio y fue contundente; sin nada en los bolsillos, ni siquiera un hombro sobre el que llorar, me contó su historia: 

"Tengo una hija y una perra que un frío día de invierno perdí. La gente me decía: ¡qué mala suerte! Pero yo nunca me sentí mal afortunado. Y es que, la vida te sorprende, cuando menos lo esperas. Aunque parezca mentira, mi perra volvió y trajo consigo tres hermosos cachorros que repartí entre familiares. 

Un día, mientras mi hija jugueteaba con la perra se cayó y se rompió un brazo. La gente volvió a decirme que aquel hecho era consecuencia de la famosa mala suerte. Y aunque parezca mentira, entonces tenía una prueba de balonmano que no pudo hacer. El autobús que llevaba a las chicas tuvo un accidente y algunas murieron. La gente, como una veleta que cambia a favor del viento, empezó a decirme lo contrario: ¡qué buena suerte ha tenido tu hija!. Y yo, que llevo más de dos años en el paro, que acabo de perder incluso el cartel donde pido limosna, sigo sin sentirme mal afortunado. Porque bien es cierto que lo que deba ser será, que todo pasa por algo, y que después de la tormenta siempre llega la calma". 

– ¿Te ayudo a cambiar la rueda?

Adultez

El silencio reina en su habitación de niña. Estanterías llenas de libros de princesas que son rescatadas por príncipes perfectos. En el escritorio, el monitor de su ordenador muestra varios salvapantallas de grupos de jóvenes idílicos inalcanzables para unas fans que compran sus discos sin dudarlo. 

La persiana está medio echada, apenas unos rayos de luz se cuelan en la penumbra del final de un universo que se derrumba. Peluches de pequeños ángeles se suicidan por el borde de la cama rosa. Fotos de una infancia vivida contempla desde el corcho el réquiem de la pureza. 

En la soledad del cuarto, una niña muda la piel al rey de su existencia. Besos y arrumacos le aceleran la respiración, mientras los juguetes se rompen en un olvido inexorable. Las palabras del joven la embaucan para abrir con sentimiento su tesoro. 

Entre el dolor y el gozo se mece, en una sinrazón que la eleva al cielo y la baja a los infiernos. Deja el mundo de los sueños por el reino de Don Carnal entre gemidos mezclados con lágrimas. 

El éxtasis pudre la esencia que da la bienvenida a la adolescencia, donde no hay lugar para hadas madrinas y amores eternos; lugar donde un error se paga con una nueva vida.

Madre

Sé que no eres de mi misma sangre, pero te protegeré entre mis brazos. Sé que jamás podré sentir el dolor que sintió tu madre al parirte, pero ya vendrán tiempos oscuros donde sufriré como una mártir. 

Eres lo que más amo en este mundo, por ti sacaré mis garras y dientes, seré la protectora de tus dulces sueños en las noches de tormenta. Te lameré tus heridas enseñándote las consecuencias de tus acciones, cosa que me acabarás agradeciendo en un futuro. 

Te empujaré para que des tus primeros pasitos, te amamantaré mientras te doy el calor en mi regazo y dormiré junto a ti para que mi olor se quede impregnado en tu piel. Mientras esté viva no habrá ninguna mano maldita que te haga daño. 

Nunca te avergüences por ser cómo eres, a mí no me importará que me miren mal por aceptar a un hijo diferente. Aunque digan que nuestras razas están siempre en guerra, eso es un mito inventado por la palabra del hombre. Yo ladraré para ahuyentar a los intrusos y tú maullarás para que se vayan las penas. 

Dicen

Dicen que en la última casa que lleva al embarcadero murió una joven demente que, en uno de sus momentos de locura, resbaló por las escaleras y se desnucó. 
Dicen que eran las doce de la noche y que el reloj de cuco cantó en la hora de su muerte. 
Dicen que si paseas a la medianoche por el embarcadero escuchas una risa maligna y una voz femenina que repite una y otra vez el canto del cuco. 
Dicen que el Ouija sirve para contactar con los espíritus al otro lado. También dicen que a los espíritus malignos no les gusta bromear y toman represalias. 
Dicen los médicos que cuando alguien entra en coma; aunque no pueda ver, puede escuchar. Pero yo puedo ver como despierto y como mi madre sale apresuradamente de la habitación en busca del médico. Puedo ver como mis ojos me miran y una perversa sonrisa curva mis labios.
Dicen que los espíritus toman represalias.

“Cucú”

Soñar con fe

 Os contaré una historia acaecida en un lugar mágico, allí donde viven las hadas, ninfas y duendes, allí donde ni el día ni la noche acontece sin más; allí donde sólo con pensarlos, los sueños se hacen realidad. 

Dulces ángeles protectores se ocupan de estos menesteres sin cesar, hasta ver todos los deseos hechos realidad. Es la historia de alguien que allí vivía pero que en nada creía, ni conocimiento de estos mágicos seres tenía. Aunque muchas fueron las ocasiones en que maravillosas historias oyó contar, nunca creyó que eran de verdad. Muchos de los que allí residían todos sus sueños conseguían y pensó que esa dicha él nunca podría deleitar. Así pasaron los años y como nada pedía nada recibía, hasta que un día durmiendo alguien un mensaje de amor le dio: 

“Mi nombre es Skarabel y a ti te vengo a llamar; toda una vida llevo esperando a que con fe te dispongas a soñar. Bien sé que quieres algo más que ver al sol, día tras día, saludar a la luna cuando se va, mas no sabré lo que deseas de la vida disfrutar, si no despiertas a esta divina realidad. Debes saber que mirando al cielo todo se te cumplirá, pero primero me lo tendrás que contar”. 

... y entonces una dulce campanilla le hizo despertar, abrió los ojos humedecidos por lágrimas de ansiada paz. A su ángel de la guarda todo se lo quiso contar, y comenzó por primera vez a soñar.

Celia y la ballena (Categoría Infantil)

Era un día espléndido en el que Celia se iba a pescar con su abuelo. A ella le hacía mucha ilusión, porque nunca había pescado y tenía curiosidad sobre aquel oficio. Después de un buen rato, solo llevaban pescados un par de pececillos, de grandes como el dedo meñique. 

Celia se aburría un poco pero no quería decir nada. Entonces notó que un pez tiraba de su sedal, cada vez más fuerte. Cuando se asomó se encontró con una enorme ballena. Celia estaba preocupada y su abuelo también. Y con razón, porque la ballena finalmente los engulló. Cuando al cabo de un rato la ballena abrió la boca, estaban cerca de la orilla de una playa. Las personas que lo vieron les dijeron que la ballena los había salvado, porque el mar estaba lleno de grandes tiburones que habían despedazado la barca, cuyos restos ya estaban allí sobre la arena. 

Al cabo de un rato, Celia notó que le hablaban. Abrió los ojos y vio que estaban ya de vuelta a puerto. Medio adormilada aún, oyó que su abuelo le decía: "Celia, despierta, que ya hemos llegado. Te has quedado tan dormida, que ni pescando una ballena te habrías despertado."

El tren (Categoría juvenil)

Y pasó un día.

Y dos.

Y tres.

Y todavía no había llegado el tren.

Y, sin darse cuenta pestañeó y el tren ya había pasado.

Un tren que nunca volvería a pasar, que nunca lo vio venir.

Y aún no apareces

Vigilo mi lámpara para que no se apague. Miro al horizonte y aún no apareces. Vigilo mi lámpara para que no se apague. El sueño me hipnotiza cada noche. Mis ojos se cierran, pero la lámpara no se apaga. Miro a lo lejos y tu luz aún no se acerca. Algunos me llaman guardián. Otros me llaman ingenuo. Ellos han dejado de hacerlo. Sigo esperando, sé que vas a volver. 

Tus palabras fueron: ''Nunca dejes que se apague, espérame despierto''. El mar me confunde, me muestra siluetas y sombras. Nadie cree en ti, nadie cree en que vayas a volver. Nunca rompiste una promesa. Siempre me enseñaste a creer. Las dudas atormentan mi alma preguntándome si realmente volverás. Lucho cada día y cada noche me vuelves a levantar. Miro la lámpara y toda oscuridad desaparece, aunque el miedo siempre regresa para hacerme frente. 

Con diez años me anclaste en esta ciudad, mucho tiempo ha pasado desde que te vi marchar. Tu recuerdo parece más un sueño que algo real. Las dudas regresan y mi temor se asoma en la oscuridad. Vigilo mi lámpara para que encuentres el camino a casa. Vigilo porque aún el miedo no me ha vencido. Vigilo porque tú volverás conmigo. Me mantengo despierto para no dejarte marchar.

Amistad verdadera (Categoría +65)

Hay gente que dice que un verdadero amigo es para siempre, y otras que dicen que los amigos vienen y van, y no son eternos. Yo en mi caso creo en la verdadera amistad, en aquella que desde niñas ha permanecido y continua vigente a día de hoy. 

Yo vivía en un barrio de ruzafa y a la edad de 5 años empecé a ir al colegio, donde hice amistad con dos niñas que eran hermanas y que vivían en una calle cercana a la mía. Desde el principio fui con la más pequeña (Concha) a clase y congeniamos muy bien. Hasta los 14 años fuimos juntas a la misma clase, nos juntábamos para salir juntas cuando salíamos del colegio y los fines de semana también nos solíamos ver las tres. Además, mis padres y sus padres también hicieron una gran amistad debido a la relación tan buena que había entre nosotras. 

A la edad de 14 años, María, la hermana mayor y yo empezamos a trabajar juntas y Concha se marchó a una academia a estudiar. 

Los años fueron pasando, pero nuestra amistad continuaba igual de unida, siempre solíamos sacar tiempo para pasar momentos buenos las tres juntas. Cada vez que queríamos hacer un viaje, poníamos una hucha y todos los domingos metíamos 5 pesetas, para que así el viaje no fuera tan costoso para ninguna de las tres. 

Sin ser familia para mi ellas eran mucho más que eso, ya que desde el día en que las conocí supe que las querría como a nadie y el tiempo me dio la razón. A veces no es necesario que sea familia para llegar a querer a persona. 

Hace un año, Concha se marchó de nuestro lado dejando un bonito recuerdo. Ella murió de Alzheimer y fui una de las últimas personas a las que dejó de reconocer. Para mi fueron momentos muy duros ya que sentía que una parte de mí ya no estaba. 

María todavía vive, pero se encuentra privada y con un estado de salud malo. Me pone muy triste ver cómo han cambiado las cosas, pero me quedo con los buenos momentos vividos con ellas.

Como cambió mi vida desde que conocí a Julio (Categoría + 65)

Julio y yo nos conocíamos desde que éramos niños ya que los dos pertenecíamos al mismo pueblo Mohorte (Cuenca). Cuando los dos éramos bien jovencitos, recuerdo que él empezó a ir detrás de mí, yo al principio lo dejaba estar porque mi familia me decía que todavía era demasiado joven y que él era muy mayor para mí ya que nos llevábamos 6 años. Él nunca dejó de insistir a pesar de mis desplantes, y finalmente decidí darle una oportunidad y salir con él. Creo que fue la mejor decisión de mi vida, ya que desde ese día no nos volvimos a separar. 

La relación con la familia fue muy buena desde el primer momento por las dos partes, mi suegra me quería como una hija más y yo prácticamente como una madre. 

Durante nuestro noviazgo nos juntábamos para ir al baile todos los domingos, pasear por el pueblo y salir con los amigos, éramos una pareja muy unida y feliz. 

Después de 9 años de noviazgo decidimos dar el paso de casarnos. La ceremonia se celebró en la Iglesia del pueblo al que pertenecíamos los dos (Mohorte), y vino a la ceremonia toda la familia y amigos que invitamos. Para mí fue unos de los mejores días de mi vida, ya que éramos una pareja que nos queríamos con locura. Al poco de casarnos nació nuestro hijo Fernando, y él nos dio el granito de arena para ser completamente felices. 

De recién casados tuvimos que trasladarnos a vivir a Madrid, ya que mi Marido trabajaba en una compañía de teléfonos. Allí no teníamos casa y estuvimos viviendo con su patrona un tiempo hasta que Julio pidió el traslado a Cuenca. Nos trasladaron a un pueblo llamado “Olivares del Júcar”, que fue donde vivimos los años posteriores. La gente de este pueblo era muy buena y nos acogió muy bien. Hicimos un grupo de amigos con los que solíamos salir todos los fines de semana a divertirnos. 

Julio y yo estuvimos muy unidos siempre y fuimos muy felices junto a nuestro hijo Fernando.

¡Mi vida de soltera! (Categoría +65)

Mucha gente dice que las mujeres solteras nunca pueden llegar a ser felices, pero mi caso es muy diferente ya que realmente yo sí que lo fui. 

Estudié bachiller superior y enseguida me metí a trabajar en telefónica, primero estuve como telefonista y poco después ascendí a secretaria y fue donde ya me jubilé a los 61 años. Fui muy feliz en mi trabajo ya que la relación con los compañeros era muy buena, no solo éramos compañeros de trabajo sino amigos. 

Durante el tiempo que no estaba trabajando, estuve colaborando “en el cuadro de voces de radio valencia”, donde he dedicado más de 40 años de mi vida. Allí tuve la suerte de participar como actriz i publicista en varios programas. De todos los programas que hice, el que más a gusto realicé era “El tio Martí el seu Nebot Kiket”. Era el único programa que se hacía en valenciano, ya que en esos tiempos estaba prohibida la lengua. También he participado en la sociedad coral del “Micalet”, de la que actualmente soy socia de Honor, por el tiempo que llevo dentro de la misma. De todos los sitios en los que he colaborado me quedo sin duda en las grandes amistades que he hecho y en los buenos momentos que hemos pasado todos juntos. 

Destacar también que he sido una mujer a la que le ha gustado mucho viajar, me he recorrido toda España de arriba abajo y he conocido lugares maravillosos. Sin duda me quedo con Granada ya que es una ciudad que no tiene un rincón sin desperdiciar.

Renacer en primavera

Saltó de la cama y volvió a mirar a través del cristal, el paisaje había cambiado tanto como ella; finalizaba un Invierno demasiado frío, demasiado triste y necesitaba abrazarla de nuevo y sentir su calor.

Había llegado con las primeras nieves, con el alma rota; herida entre otros por ella misma, buscando refugiarse del frío que sentía en el corazón, quería confundirse con el paisaje para pasar desapercibida, perderse para poder encontrarse; añoraba una nueva vida tan fresca como el aire que le daba en la cara.

La tranquilidad de la Naturaleza fue su mejor bálsamo. Al principio los días pasaban lentos: escribía algo, lloraba mucho y siempre miraba a través del cristal. Poco a poco, se atrevió a abrir la ventana para que el viento helado le recompusiera el alma, más tarde salió de su guarida y recorrió cada día aquella espesura, notando que su corazón, poco a poco, volvía a latir.

Había dejado de llover, abrió la puerta trasera, la que daba directamente al bosque; sonrió al escuchar el tímido canto de algún pajarillo; las florecillas silvestres de vivos colores habían formado una tupida alfombra que llegaba hasta sus desnudos pies, no se resistió a pisar de nuevo la hierba húmeda; el aire traía olor a lavanda, cerró los ojos y se dejó envolver por tan dulce fragancia. Estaba preparada para volver a la vida, abrió los brazos y gritó al viento: Bienvenida Primavera.

Muros para ser libre

Estaba seguro. En cualquier momento el esperado sobre atravesaría la línea de meta que era su buzón y sería libre. 

De hecho, así ocurrió el 2 de abril a las 11:45. Había sido declarado oficialmente culpable por las autoridades del Estado y pasaría unos buenos años en prisión. Cuánto había anhelado la seguridad de unos muros firmes, protegidos contra el tiempo y la mundanal vida del exterior. 

No era un deseo irracional, lo irracional era que la gente no extrañara en absoluto el silencio y la reflexión, entregándose compulsivamente al frenesí de la hiperactividad y el estrés. De eso, de eso estaba seguro.

Sarpullido

Veredicto: Subiendo. No me lo esperaba. El sarpullido ya alcanza el reverso de mi mandíbula y las palabras del merchandising con él, acercándose peligrosamente al cerebro. Pronto me obsesionaré con extirparlo y en el intento me consumirá, siendo otra zombi más de su discurso apocalíptico, la era de las cremas ha llegado. El mercado ha hecho bien su trabajo. 

El verdadero amor (Categoría Juvenil)

-¿Qué hay mejor que nuestro noviazgo?- preguntó Laura. 
-El amor de los perros-contestó seriamente su amiga Leticia. 
-¿Cómo dices?-dijo irritada Laura 
-Un perro aunque le peques sigue a tu lado, aunque le grites te sigue queriendo. Es el amor más grande y más fiel que puedas encontrar jamás, mucho mejor que el de los novi@s-aclaró tranquilamente.
-¿Y cómo lo sabes?-insistió Laura. 
-Porque tengo una perrita-dijo sabiamente Leticia. 

Desde aquel día no se volvieron a ver, quizás por enfado o porque lo quiso el destino. 

Dos años después Laura había roto dolorosamente con su chico, mientras Leticia y su perrita seguían amándose como el primer día.

Érase una vez que no fue

La princesa extendió cuidadosamente el veneno sobre los labios.

No más besos robados ni despertares intempestivos. Los trovadores habrán de cambiar el tema de sus canciones.

Pena de vida

—Hay que hacerlo, señor; así es la vida. —dijo mi acompañante como si hablara de algo irremediable. 
"Y la muerte, ¿cómo es?", pensé mientras me dirigía con el guardia a los calabozos. Nos lo encontramos incomprensiblemente sereno, sentado en una silla, con las manos sobre los muslos. A su lado, restos de una cena a medida de las circunstancias. Abrieron la puerta y el reo se puso de pie. Me miró con una extraña fijeza: 
—Es su primera vez, ¿verdad? —Yo era su abogado. 
—Sí —contesté casi sin voz. Carraspeé.— ¡Sí! —repetí con un grito casi grotesco. 
—Para mí también —sonrió el preso. 
Después miró al guardia: 
—La carta, ¿se ha enviado? Es importante, he aprendido a escribir. 
—Por supuesto, a la dirección que usted señaló. 
—¿Certificada y con acuse de recibo? —El guardia se movió nervioso. 
—Yo... —comenzó sin seguir. 
El preso volvió a reír. "Controla la situación, a pesar de todo ". Mi mente rumiaba cada macabro detalle. Cuando nos dejaron unos momentos a solas antes de subir, me contó lo mucho que le dolían las articulaciones debido a la humedad y a la artritis reumatoide que seguía su avance a pesar de los antiinflamatorios que le suministraban. Asentí impotente. Una hora después se lo llevaron a la morgue y yo lloré como un niño junto a su viuda. Rememoré aquella sonrisa. Esa mueca firme e imperturbable que hubo de acompañarme a lo largo de la vida. 

El íncubo

Hubo un tiempo en el que fui un caballero respetado y admirado; en apariencia estaba lleno de virtud, verdad y perfección, sin que existieran sombras del mal ni en mi conducta ni en mi apariencia. Sin embargo, al caer la noche llevaba una existencia fantasmagórica envuelto en una sábana blanca, buscando amores que me estaban prohibidos por mi posición social. Mi apariencia nocturna causaba pavor a todos los transeúntes que corrían desconcertados a ocultarse temiendo por sus vidas. Durante años estuve inmerso en un laberinto de pasiones clandestinas cubriendo mi libertinaje, sin que nada se supiera ni de mi identidad ni de mis hazañas. Pero una noche mi suerte cambió, pues uno de los lugareños me descubrió al quitarme la sábana. Fue entonces cuando mi mundo se desmoronó completamente; así que robé el primer caballo que encontré y galopé apresuradamente sin destino fijo, con la desdicha de que el caballo pisó la sábana que había sido testigo de mis locas andanzas nocturnas: ella se convirtió en mi sudario al caer por un precipicio. Mi desaparición suscitó toda clase de conjeturas en aquella época y aún se continúa especulando sobre mí. Quizás el hecho de haber tomado una identidad fantasmal en vida, motivara que el destino me otorgara el papel de  íncubo tras mi muerte. En ocasiones, algunos afirman haber escuchado mis pasos, pero ahora no podrán atraparme, pues siendo un íncubo me apodero libremente de las dama en sus sueños bajo diferentes cubiertas según las apariencias de sus amados. 

Cada arruga, una historia

Quizá cuando aprendes a despedirte, quizá cuando las noches de sábado empiezan a ser cada vez menos, quizá con la primera arruguita de expresión que puede resultar hasta graciosa, quizá cuando un niño dice "Perdone, señora" refiriéndose a ti. No sé, ¿cuándo hay que empezar a decir que eres mayor? Y que alguien me explique la tristeza de crecer, porque yo no la entiendo. Es cierto que igual ya no puedes bailar como lo hacías antes, ni salir hasta las diez de la mañana, pero creo que es mil veces más importante la madurez y la visión nueva que tienes sobre todo, valorando cada vez en mayor medida lo más pequeño de la vida, cosas que igual antes pasaban desapercibidas ante tus ojos. Las arrugas son fruto de todo lo que has reído y llorado, son fruto de lo más bonito que hay; las emociones, no poder salir dos días seguidos son el resultado de haber salido tres o cuatro durante mucho tiempo, lo que te ha hecho coleccionar momentos inolvidables que a día de hoy sigues recordando, y ese "Señora" que te dedican ahora, es una muestra de respeto y una prueba más de que sigues aquí, más vale cumplir mil años que dejar de cumplirlos, ¿no?

Debo irme con mis pesadillas (Categoría Juvenil)

Terror se acercaba a mí. Podía escucharlo deslizándose por los pasillos, arañando el parquét,
escondiéndose en las sombras…
Pesadillas.
Monstruos.
Cuentos de niños.
Hacía mucho tiempo que ya nadie me consideraba una niña, pero seguía escuchándolo, seguía
viéndolo. Me miraba con una sonrisa desde algún lugar en el que yo no podía mirarle. Y, justo
cuando cerraba los ojos, cuando el miedo ya no era suficiente para mantenerme despierta, veía sus
ojos.
“Vamos a jugar” susurraba en mi oído.
Y aquella noche no era diferente, sabía que ya había entrado en mi habitación. La puerta se había
movido tan poco que solo yo era capaz de darme cuenta. Ya podía sentir su presencia,
envolviéndome, acariciándome. Me susurraba que cerrara los ojos, que quería jugar. Yo lo sabía,
sabía que en cuanto el sueño me venciera él me ataría con sus cuerdas. En las manos, los pies, el
torso, el cuello…Sería su marioneta, bailando para él, sufriendo con sus monstruosas creaciones.
“¿Por qué me escogiste? ¿Por qué me atormentas cada noche?” le pregunté un día bañada en
lágrimas.
“Te quiero. Te amo. Nunca te abandonaré”.
Un amor que me hace prisionera. Por más que mi mente grita, por más que pide auxilio en esas
horribles pesadillas nadie me escucha.
Tal vez por eso escribo esto, tal vez así alguien me escuche. Pero es irremediable, mis ojos pesan, y
Terror está impaciente.
Debo irme con mis pesadillas.

Maravillosas letras, increíble tecnología

Escribo y pienso en lo maravilloso que es poder juntar letras y componer palabras que a su vez juntas expresan sentimientos, acontecimientos, aventuras... Es algo único, precioso e inolvidable. Establecemos amistades, vínculos de relación familiares y nos comunicamos con personas en el día a día. Pero el camino hasta llegar ahí no es fácil, con apenas 4 años empezamos los primeros trazos, las primeras conexiones de líneas, que quizás no tienen mucho sentido, pero que poco a poco conforman el futuro. Apenas lo recordamos, pero todo llega. De la mano, como una pareja de recién enamorados, va la tecnología, cada vez más presente y más necesaria. Ahora se aprenden antes las letras y se utilizan para comunicarnos con más gente, aún si cabe. ¿No resulta maravilloso? ¿No es increíble? Es sencillamente fabuloso y sobre todo ver cuánto se aprende con la ayuda de la tecnología. La vida, la sociedad, las personas necesitan comunicarse, transmitir aquello que les ocurre. Las letras lo expresan; la tecnología lo hace llegar. Las letras quieren y necesitan verse reflejadas y la tecnología le da aquello que más necesita: teclado, lienzos en blanco, trazar con la mano, con los dedos, con lápices,... ¡Todo cuanto imagines! Vive, sueña, disfruta, pero nunca olvides que las letras y la tecnología forman parte de nuestra vida, las necesitamos y debemos cuidarlas. Desde aquí solo darles las gracias: maravillosas letras, increíble tecnología.

Mis vacaciones (Categoría Infantil)

Este año, cuando comencé las vacaciones de verano, tenía que estar muy contenta, pero no era así…

Pues, me iba para casa de mis abuelos que viven en la montaña, en el medio del bosque donde no hay casi nadie. No hay casas, ni niños, ni parques, ni playa…nada.

Aquella mañana estaba muy enfadada y aburrida. Mi abuelo intentaba animarme. Para ello, me propuso subir al desván a organizarlo, como lo hacía con la mejor intención y además me gustaba estar en su compañía porque me contaba divertidas historias, accedí.

De repente me dio un subidón… allí había de todo, era maravilloso, enormes baúles, elegantes sombreros, majestuosos armarios. Pero, de todo ello, me llamo la atención una vieja caja destartalada que estaba debajo de unos deteriorados periódicos.

Lo quite con mucho cuidado, era un antiguo libro de hechizos. Pase las hojas con mucha delicadeza. Era impresionante.

Al día siguiente, salí al bosque a buscar los ingredientes para mi primer hechizo. Fue divertidísimo…

Soy un león (Categoría Infantil)

Hoy me he levantado con malas pulgas, literalmente. Era como si alguien me estuviera mordiendo en la espalda, no paraba de rascarme.

Intente llamar a mi madre, pero de mi boca solo salían grandes rugidos. Fui a mirarme al espejo y casi me muero del susto.¡¡¡Era un león!!

Mi cuerpo era grande, tenía pelo castaño por todas partes y una linda melena. No tenía uñas, sino grandes zarpas y afilados colmillos.

Mis instintos depredadores comenzaban a brotar, necesitaba devorar a alguien…se me hace la boca agua pensando en mi hermana. Seguro que esto tiene algo que ver con ella, sobre todo desde que tiene ese antiguo libro de hechizos…

Invisible a nuestro ojos (Categoría Infantil)

Muchos se guiaron por la ciencia y la explicación, otros, como yo, decidimos adentrarnos en la fantasía, la magia y lo paranormal. Creemos que el mundo nos pertenece, pero no somos los únicos que habitamos en él. Nos guiamos por lo material, cuando lo único que verdaderamente posee la magia es invisible a nuestra vista, visible a nuestro corazón.

Lux et Veritas (Categoría Juvenil)

La luminiscencia es la propiedad de un cuerpo de emitir una luz que aunque débil, es visible en la oscuridad. Como la luz de dos almas conectadas, de dos personas que se quieren. Luz como el amor de una madre y un hijo, como la primera vez que ríe un recién nacido. Luz es aquel recuerdo inmarcesible que aunque efímero no vamos a olvidar. Porque la luz no es más que algo sempiterno, puede tener un principio pero nunca un fin. La luz es la vida, manifestándose a través de ti. 

Dormir sin el beso de buenas noches

“El día que una ola salte más de lo convenido la Luna se mojará”, recitó la pequeña entre dientes. Se sabía de memoria el cuento. No necesitaba que nadie se lo leyera. “El día que la Luna se moje, pedirá ayuda al Sol para secarse”, continuó la chiquilla con un tono de voz más alto. Se había arropado ella solita. Ya no necesitaba ni el beso de buenas noches. “El día que el Sol abrace a la Luna para secarla, veremos brevemente cómo se funden la noche y el día”, gritó la niña tratando de expulsar de su habitación a los gritos que se filtraban por debajo de la puerta. 

Diferencias (Categoría Juvenil)

Todo el mundo le ve el lado bueno a las cosas... ¿Pero y el lado malo? ¿Quién lo ve?  Yo creo que no lo ve nadie, hasta que pasa. Siempre dijeron "los polos opuestos se atraen" claro, pero nunca van a dejar de ser polos opuestos, siempre van a tener unas diferencias, siempre van a pelear por la más mínima cosa, siempre van a estar igual, hasta que llegue el día que la distancia sea tan grande como sus diferencias. No todo el mundo aguanta las peleas constantes, si lo haces, es porque de verdad quieres, pero por mucho que quieras, siempre va a llegar el momento en que te vas a echar atrás y vas a decir "ya no quiero seguir sufriendo". Nadie ve la letra pequeña en el cartel, nadie ve los errores que está cometiendo hasta que pierde y pierde algo importante. Nadie lo ve, hasta que llegan al muro que les impide pasar, les impide continuar, todo el mundo se cansa... Pero pienso que eso es parte de la vida, caerte y volverte a levantar. 

Aprende a valorarte (Categoría Juvenil)

Valórate. Hazlo. Si no lo hacen los demás, tendrás que hacerlo tu, ¿o no? ¿O vale la pena hundirte mas? Creo que no, eres tu la única que te entiendes, la única que sabe como eres realmente, lo que te gusta y lo que odias. Aprende a valorarte. Si no te saben valorar, allá ellos, algún día llegará alguien que si sepa hacerlo, vive la vida y disfruta, que ellos se lo pierden. Tu sabes como eres, sabes que vales mucho; más que ellos, como para estar hundiéndote por alguien o por un comentario de alguien importante. No merece la pena que lo hagas, conseguirás subir sola, ya lo veras, eres fuerte y lo has demostrado varias veces. No importa que te sientas sola, de eso va la vida, caes, pero te vuelves a levantar, disfruta de las pequeñas cosas y aprende a levantarte de cada pozo en el que caes. Es difícil, pero no hay nada fácil. Y muchas veces pierdes o ganas, es así. Por eso mismo valórate, valórate por todas esas personas que no lo hacen, o por todas esas personas que lo hicieron y ahora no están. Aprende a ir paso por paso, caída tras caída. ¿Recuerdas cuando tenías el corazón roto y te sentías vacía pero aún así seguías diciendo que estabas bien con una sonrisa en la cara? Eso quiere decir que eres más fuerte de lo que piensas, por eso mismo, no pierdas las ganas de seguir adelante, que te perderás lo que te queda por vivir, que es toda una vida, sigue, hazlo por mí, por una persona que realmente te quiere ver feliz.

Lee, imagina, crea (Categoría juvenil)

Tocar las páginas viejas de un libro es la mejor sensación que se puede experimentar. Leer esa letra pequeña que antes tenían los libros antiguos y buscar en el diccionario las palabras que no entendemos. Que en los libros de otra época aparezca vocabulario desconocido, vetusto, bello. Que en la primera hoja aparezcan las dedicatorias y la fecha de edición. Que las portadas de los libros estén un poco rotas, las páginas descoloridas, de color sepia y el lomo arrugado y lleno de celo para evitar las roturas. Leer es magnífico, te transporta a otro universo sin moverte de tu cuarto. Un día haces de detective privado, al siguiente de mago y luego de pirata o caballero. Muchas veces te otorgan el papel de héroe y otras el de villano. Lo que más me gusta son los libros viejos que tenía mi abuelo Enrique y que primero se los dio a mi madre y después pasaron de generación hasta la mía. Ojalá todo el mundo tuviera la posibilidad de tocar mis libros viejos. Pero por desgracia no es así. Lee, imagina, crea. Las claves de la felicidad.

La analogía del corazón

Una vez hubo nacido, mamá le enseñó a decir hogar con la misma voz con la que decía te quiero.

Rosa de Cristal

“- Y sabes, había una flor… pequeña; de esas de las que ni siquiera importa el nombre, las que encuentras por casualidad en primavera. No tenía nada especial, salvo que estaba sola. Y fue porque estaba sola que yo me fijé en ella y no en otra. Fue porque desencajaba, porque de alguna manera te obligaba a mirarla. Te exigía atención con un grito hecho de aire, de nada. Y yo la miraba. Cuanto más la miraba más se acercaban mis dedos para poder rozarla, más pensaba en ella. La deseaba, la necesitaba. Tanto… tanto que tuve que cogerla, tenerla entre mis manos. Un segundo. Solo un segundo... 

Y ya no parecía la misma. Y todo mi interés murió con ella, en un último suspiro frustrado. La brisa se llevó sus restos muy lejos, pero ella ya no era ella, y yo… hacía tiempo que me había ido. Y sabes… a veces no puedo evitar preguntarme si todavía llora mi nombre.”

Con los ojos tapados

Ana entró en su casa, dejó la mochila en el suelo y preparó la cena con esmero. Colocó muy bien cada detalle de la mesa. Después esperó impaciente a su marido. 

A los quince minutos Marcos llegó, dio un beso a su mujer y se sentó a cenar sin decir palabra. Ambos se miraban, aunque de forma distinta. Ella, con los ojos aún ilusionados por un encuentro que borrara el silencio. Él, con el pensamiento ausente, miraba esquivo el rostro de Ana. 

Mientras los platos se quedaban vacíos, Ella se convertía en una sombra frente a la indiferencia temerosa de Marcos. Cansada de sentirse invisible, se levantó, sacó una cinta negra de la mochila y fue hacia él. 

-¡¿Qué haces?! –preguntó sorprendido mientras todo desaparecía a su alrededor. 

-Por favor, no te la quites – suplicó ella. Voy a esconderme. Si me encuentras, me quedaré a tu lado. 

En ese instante, una corriente de pánico golpeó su cuerpo desgarbado. Perder a Ana sería perderse así mismo, aunque no lo demostrara. Suspiró con fuerza y empezó a buscarla entre la oscuridad. Caminaba despacio moviendo los brazos de un lado a otro. Recorrió toda la casa sin éxito. Volvió abatido al punto de partida pensando en el dramático final que le esperaba. Al llegar a la mesa, puso su mano con desánimo sobre el mantel y descubrió asombrado la mano de su mujer. La abrazó emocionado y la estrechó como nunca. Podía verla con los ojos tapados

Lluvia de Paz

Tormenta de colores, cantar bajo la lluvia con paraguas rosa y botas de agua hasta las rodillas. Un charco enorme. Y todo comienza a fluir ahora. Chubasquero gris, para que las gotas no calen demasiado. Maquillaje y labios rojos, para abrigar las heridas que un día consentí. Miedo a perder otra vez, pero también a ganar. 

Luego, “La vida es bella”, sofá y manta. Y sentir esa lluvia por todos los rincones de la casa. Estar a salvo. Permanecer a solas, muy quieta. 

La tormenta me despierta y me pongo de nuevo el chubasquero, ese de bolígrafo y papel, ese que hace que nada de lo que pienso cale demasiado; y escribo hasta que escampa y en la tierra se filtra y mi corazón se enfría, muy poco a poco. Como líneas paralelas; igual que aquellas que dibujaba cuando empezaba a aprender que uno más uno pocas veces podía ser igual a dos. Los minutos que me quedan para chasquear los dedos y volver al principio. Para volver a sumar. Para empezar a vivir. 

La guerra de los mosquitos

Cuando salimos al porche para cenar al fresco, no hay menos de media docena de mosquitos esperándonos. Papá les ha declarado la guerra abierta. Armado con un paño de cocina, los va espantando, a la espera de que se posen sobre las paredes blancas. Mi misión es la de estar atento para localizarlos allí. Entonces se levanta sigiloso y dispara su arma-paño. Falla muchas veces. Si nos sobrevuelan muy cerca, recurre a la guerra antiaérea con las palmas de sus manos para aplastarlos al vuelo. Pero ellos son aviadores expertos, y también el número de fracasos es elevado. 

Mamá cree que los atrae la luz, así que nos servimos solo de la del cielo, que va menguando conforme anochece, y alguna vez nos lleva a confundir los alimentos. Cuando terminamos, regresamos a la seguridad del interior de casa con no menos de tres picaduras por barba. 

La guerra parece no tener fin. Papá aplaude a las salamanquesas que a veces aparecen por las paredes; dice que son nuestras aliadas. También se alegra cuando ve algún murciélago por fuera, con su errático vuelo, porque dice que ellos evitan que los mosquitos vengan en tropel. Parece que el alto mando de ellos envía refuerzos cada día para reponer las bajas. Mamá dice que solo cuando llegue el frío se detendrán los ataques. Y yo imagino que somos rusos resistiendo al enemigo a la espera del invierno, y que el Napoleón o Hitler mosquito caerá también derrotado como ellos.

El despertar

Después de años de conflictos por fin se habían puesto de acuerdo. Había costado mucho persuadir a los hipopótamos, pero allí estaban, expectantes todos. Vieron cómo la nube de polvo estaba cada vez más cerca. Sentían el suelo temblar bajo sus patas. Esta vez el convoy era más numeroso, ya de por sí numerosos en los últimos años. Todos lo miraban a él, esperando su señal y él asintió agitando su melena.

Espejo

-¿Cómo consigues que tu hijo lea? –Le preguntó con el móvil en la mano.

Y ella alzó la vista del libro para responderle.

Espejos

Miras a través de una ventana pensando que es un espejo y te das cuenta de que lo es en realidad, que tú eres el mundo, los tejados dibujándose bajo el sol, la ciudad entera enmarcada en yeso blanco; los hombres, esos hombres descargando un camión de fruta, el universo palpitando, y ya nunca vuelves a mirar un espejo de la misma forma.

Preticor (Categoría Juvenil)

Definición oficial: nombre que recibe el olor de la lluvia al caer sobre los suelos áridos.

La vida cuando por fin sale el sol después de una larga tormenta.

Aprender a ser feliz incluso en los peores momentos.

La sensación de estar en un lugar en calma, como si todos los problemas se hubieran esfumado por un momento.

Etapa de la existencia humana en la que empiezas a ver algo donde no había nada.

Es justo ese olor después de un día lluvioso de invierno, y no te creas, no está mal.

Tormentas que se llevan todos los males a su paso para traer frescura, dar paz, curar todas las heridas, y tapar todas las cicatrices.

Citas de los libros en los que empiezas a llorar de alegría, en medio de una profunda tristeza. La fuerza que un día sacamos de la nada.

La revolución, el cambio, el empezar de cero, el amor, la tranquilidad, la sintonía entre tú y tus sentimientos.

Tú, si, tú, que estás leyendo esto, eres el petricor en la vida de muchas personas.

Eres esa persona que costaría una fortuna comprar, pero algunos se arruinarían por tenerte.

Cuando estés triste, recuerda que si tú no hubieras nacido, no habrían pasado cosas increíbles.

Valora a tu petricor.

Quédate con la persona que diga un “te aguantaré incluso cuando seas insoportable”, la persona que diga sí, y sea sí, la persona que te regale siete letras. Quédate.

El por qué perdido (Categoría Juvenil)

Un día de verano, mi mejor amigo y yo estábamos jugando tranquilamente algo alejados del banco en el que se encontraban nuestros padres hablando y se acercó hasta los columpios un hombre mayor, de tez pálida, muchas arrugas y de pelo canoso.

Tocó la espalda de Lucas, que dio un respingo espantado, y atrajo nuestra atención. 

-Disculpad, he perdido algo, ¿podéis ayudarme a encontrarlo? 

Su voz se notaba triste, Lucas y yo nos miramos entre nosotros interrogantes, y asentimos. 

-Veréis, he perdido un por qué. Un motivo, algo así como una explicación, y nadie sabe dónde está, ¿podéis preguntar por ahí si alguien lo encuentra? 

Asentimos de nuevo, sonriendo, dispuesto a comenzar la búsqueda de ese tal “por qué”. 

-Disculpe- dije tirando de la chaqueta de un chico joven que iba con su pareja- ¿ha visto usted un por qué perdido por aquí?- nos miró extrañado y se echó a reír. 

Esa fue la reacción de la mayoría de las personas a las que preguntamos, o simplemente pasaban de largo y nos ignoraban. 

Cuando ya casi nos habíamos rendido, preguntamos a una chica de mediana edad que estaba con su cámara haciendo fotografías, esperando ser ignorados, como anteriormente. 

-¿Para qué buscar un por qué? Las cosas no tienen que ser lógicas para hacerte feliz, no debes una explicación de nada a nadie. 

No llegamos a encontrar el por qué perdido, pero desde aquel día, quien me quiere, lo hace sin preguntas, y a quien me importa, le quiero sin respuestas.

La tontuna del día

Sencillamente la cosa no es tan tonta como parece. Es más. Retrotraerme a una situación tan surrealista, rocambolesca e ilógica, me produce tal ataque de risa que mis poros comienzan a supurar tinto de verano. Y es que el hecho de mordisquear, como el que no quiere la cosa, un limón bien madurito, de esos que te hacen guiñar los ojos cual cierto apretón intestinal, el extender sobre mi dermis una buena cantidad de gaseosa bien carbonatada y burbujeante con el único objetivo de refrescar mi persona a la par que un cosquilleante placer se me propaga en forma de colleja bajo los abuelillos de mi nuca, debajo de mi cabello, y el finalizar el ritual lavándome los conductos auditivos con un brick de marca blanca de tintorro, económico y bien agradecido ante emergencias culinarias de último momento por aquello de que viene la tía Paca con las rebajas y “el Malolo” a comer; todo ello, al encontrarse en plena rotonda del scalextric estomacal, genera una reacción químico-compulsiva que, los innumerables poros que abarrotan la primera capa dérmica, comienzan a segregar un litro y tres cuartos de tinto de verano haciéndome recordar una de las fuentes de los jardines de Aranjuez. Y ahí me tiene usted, frente al espejo embadurnado de churretes de dicho maná líquido-estival, pensando qué hubiera sucedido si en vez de saciarme del ácido limonero me da por restregarme por las axilas, a modo de desodorante, una guindilla picantona.

Azul cielo, azul mar

El niño desde la atalaya del rompeolas miraba el horizonte donde una gaviota miraba el mar, en el cual un pescador miraba el cielo que en el horizonte se fundía con el mar. El niño miraba un lucio que en el mar nadaba, la gaviota buscaba un lucio que el mar cruzaba y el pescador buscaba el lucio que el niño miraba. La gaviota y el pescador vieron el lucio que el niño miraba. El niño vio a la gaviota que el cielo cruzaba para pescar el lucio que el pescador anhelaba. El pescador miró a la gaviota que el niño miraba. Niño, pescador y gaviota miraban al lucio que el mar cruzaba. La gaviota agachó el pico y cruzó cielo y mar para pescar al lucio marcado. El pescador maldijo su suerte, cuando del cielo cayo el lucio del pico y en la barca quedo quedó el pescado pescado. El pescador miraba el lucio que en su poder hallaba, la gaviota miraba al pescador que el lucio guardaba. El niño miraba el cielo y el mar. Y el lucio que antes nadaba ya no miraba nada.

Porciones de felicidad

¿Qué quiere ser de mayor?

Con los años ha descubierto cuanto le gusta la fotografía, le apasiona el mundo de la neuropsicología, así como la pedagogía, la informática, le interesa la inteligencia emocional y tantas cosas más, pero ha llegado a esta conclusión con el paso de los años, tal vez demasiados, tal vez un poco tarde para hacer de alguna de sus pasiones su profesión, tal vez no, nunca es demasiado tarde para ser feliz, para perseguir un sueño, por eso es tan importante que ayudemos a los niños y niñas a descubrir sus pasiones, su filosofía de vida, a disfrutar con lo que hacen y no sufrir por lo que les obligan a hacer. Por todo ello, abrámosles las puertas al mundo y que descubran. Para que tanto de mayores como de pequeños, puedan ser lo más importante que se puede ser, feliz. 

Jamás la hubiese imaginado escribiendo estas líneas, ella más bien es de números, contabilidad y todo eso, pero tampoco la imaginaba dibujando, nunca se le ha dado bien, pero ahora, de vez en cuando, se siente inspirada y dibuja, cuando realmente se quiere hacer algo, solo hay que proponérselo, dar el primer paso y los siguientes suceden sin darse cuenta. 

Da el primer paso, no tengas miedo, todo en la vida es aprendizaje. 

Y recuerda, la vida son porciones de felicidad, disfrútalas.

Mi cajita de metal con brasas de fuego (Cat. +65)

Recuerdo salir de casa por las mañanas para ir al colegio con trenzas, babi blanco, zapatillas de cáñamo y calcetines, entonces las chicas no llevábamos pantalones. En el colegio no había calefacción, ni estufa de leña, por eso todas las mañanas, mi madre me ponía brasas de fuego en la cajita para que pudiera tener los pies calentitos en clase.

A los once años me puse de niñerita de un bebe precioso, le llamaban Solín, yo era delgadita y no lo podía llevar al brazo, la llevaba a horcajadas en la cadera. De pequeña, siempre me inventaba historias, cuando la niña lloraba, le decía “no llores, mi amor te voy a contar una historia”.

Le decía, tú vas a vivir como una princesa, cuando tengas mi edad estudiarás, el mundo habrá cambiado, no habrá hambre, ni niñas que por la ignorancia y el fanatismo de sus papás, les corten el clítoris y alguna muera, no habrá guerras y no pasará que a tan corta edad, tengas que dejar la cajita de las brasas, la cual llevabas al colegio para ponerse de niñerita, para ayudar a la economía de la familia.

La niña se dormía plácidamente, parecía que entendía lo que le decía. Todo esto que le contaba a la niña, muchos años después, está sucediendo, por ello se está luchando y algo hemos conseguido, con gotas de sudor y sangre.

Cobraba al mes 15 pesetas y la merienda, pan y chocolate.

¡Estamos de regreso!

En nuestro deseo de fomentar la alfabetización y promover la lectura, volvemos con un nuevo concurso de microrrelatos. 

Si te gusta escribir no dudes en mandarnos el tuyo, ¿a qué esperas? Si te gusta leer disponemos de los relatos del concurso anterior y nuevas adquisiciones que nos van llegando día a día. 


¡Nos leemos!