El niño desde la atalaya del rompeolas miraba el horizonte donde una gaviota miraba el
mar, en el cual un pescador miraba el cielo que en el horizonte se fundía con el mar. El
niño miraba un lucio que en el mar nadaba, la gaviota buscaba un lucio que el mar
cruzaba y el pescador buscaba el lucio que el niño miraba. La gaviota y el pescador
vieron el lucio que el niño miraba. El niño vio a la gaviota que el cielo cruzaba para
pescar el lucio que el pescador anhelaba. El pescador miró a la gaviota que el niño
miraba. Niño, pescador y gaviota miraban al lucio que el mar cruzaba. La gaviota
agachó el pico y cruzó cielo y mar para pescar al lucio marcado. El pescador maldijo su
suerte, cuando del cielo cayo el lucio del pico y en la barca quedo quedó el pescado
pescado. El pescador miraba el lucio que en su poder hallaba, la gaviota miraba al
pescador que el lucio guardaba. El niño miraba el cielo y el mar. Y el lucio que antes
nadaba ya no miraba nada.