Cada arruga, una historia

Quizá cuando aprendes a despedirte, quizá cuando las noches de sábado empiezan a ser cada vez menos, quizá con la primera arruguita de expresión que puede resultar hasta graciosa, quizá cuando un niño dice "Perdone, señora" refiriéndose a ti. No sé, ¿cuándo hay que empezar a decir que eres mayor? Y que alguien me explique la tristeza de crecer, porque yo no la entiendo. Es cierto que igual ya no puedes bailar como lo hacías antes, ni salir hasta las diez de la mañana, pero creo que es mil veces más importante la madurez y la visión nueva que tienes sobre todo, valorando cada vez en mayor medida lo más pequeño de la vida, cosas que igual antes pasaban desapercibidas ante tus ojos. Las arrugas son fruto de todo lo que has reído y llorado, son fruto de lo más bonito que hay; las emociones, no poder salir dos días seguidos son el resultado de haber salido tres o cuatro durante mucho tiempo, lo que te ha hecho coleccionar momentos inolvidables que a día de hoy sigues recordando, y ese "Señora" que te dedican ahora, es una muestra de respeto y una prueba más de que sigues aquí, más vale cumplir mil años que dejar de cumplirlos, ¿no?