Un relámpago rasgó en dos el cielo acompañado por el estruendo de un trueno que hizo
temblar la noche y provocar un apagón en la casa. La familia, sentada ante el televisor,
no ocultó un gesto de contrariedad por la imposibilidad de seguir conociendo más
detalles sobre la vida íntima de la famosilla de turno. La madre mandó al padre que a su
vez envió al hijo mayor que delegó en su hermano pequeño para que fuera en busca de
algo con lo que iluminar la estancia. El benjamín, con la luz de una vela hallada en un
cajón, reparó en un objeto de la estantería que le llamó poderosamente la atención. Lo
tomó en sus manos y tras observarlo con detenimiento, decidió llevarlo al sofá familiar.
Allí, acurrucados en torno a la lectura de aquel libro olvidado, fueron deshojando las
horas sin percatarse de que la tormenta ya había cesado y la electricidad había vuelto a
la vivienda.